Tu cuerpo te quiere decir algo ¿Lo escuchas?
Hoy quiero invitarte a escuchar algo que probablemente has pasado por alto durante mucho tiempo. No se trata de palabras ni pensamientos, sino de algo más sutil, más profundo. Es el lenguaje silencioso de tu cuerpo, ese que está presente en cada momento, pero que muchas veces ignoramos.
El cuerpo tiene su propio lenguaje que trata de decirnos cómo realmente nos sentimos por dentro. En ocasiones surge en el pecho una incomodidad cuando algo no nos cuadra, algo en el abdomen que te hace rechazar algo, o algo cálido cuando sientes que vas por el buen camino. Esas sensaciones, aunque sean pequeñas y sutiles, son mensajes. Son la manera que tiene el cuerpo de comunicarse contigo, mostrándote qué está bien, qué no está bien, incluso qué es lo que verdaderamente necesita y necesitamos. Esa fuente interna de sabiduría siempre ha estado ahí, esperando que le prestemos atención, como un guía, una brújula interna que, si aprendes a escuchar, te mostrará el camino.
Escuchar lo que el cuerpo tiene que decir
A veces, las sensaciones que aparecen pueden ser incómodas, como un leve malestar que no sabes de dónde viene. Es fácil intentar silenciarlo, distraerte con otra cosa. Pero, ¿qué pasaría si en lugar de huir de esa incomodidad, decidieras escucharla?
Cuando tomas un momento para escuchar, algo dentro de ti cambia. Tal vez no encuentres una respuesta inmediata, pero ese acto de detenerte y prestar atención ya es un paso importante. Es como si, al reconocer esa sensación, le dieras espacio para ser, para existir. Y a veces, eso es todo lo que necesita: estar presente con lo que surge.
Nuestro cuerpo es un maestro silencioso. Tiene la capacidad de mostrarnos lo que realmente necesitamos, aunque a veces no sepamos qué nos quiere decir esas señales ¿Has notado cómo, cuando algo no encaja en tu vida, tu cuerpo reacciona antes que tu mente? Tal vez sientes un nudo en el estómago o una tensión en el cuello. O cuando algo es exactamente lo que necesitas, hay una sensación de expansión, de alivio, como si el cuerpo respirara con mayor libertad. Estas señales físicas son tan importantes como cualquier otra forma de comunicación. Son tu verdad, una verdad que no puede ser ignorada.
La sabiduría de las sensaciones
Confiar en lo que sientes no siempre es fácil. A menudo, el mundo exterior te dice qué deberías hacer, cómo deberías sentirte o qué camino seguir. Pero hay una sabiduría que vive en lo profundo de tu cuerpo, una sabiduría que siempre ha estado ahí. Es como una corriente subterránea, una energía que fluye silenciosamente, esperando que te tomes el tiempo para escucharla.
Esa corriente no siempre te dará respuestas claras de inmediato, pero si te permites seguirla, notarás que te guía hacia un lugar de mayor claridad. Tal vez no sepas exactamente hacia dónde te está llevando, pero poco a poco, las piezas comenzarán a encajar.
Esa
sensación interna es el susurro más sincero de tu cuerpo, una
chispa de sabiduría que te muestra el camino. Al escuchar tu cuerpo,
no solo estás comprendiendo mejor tus sensaciones, sino que también
estás conectando con esa parte de ti que sabe, esa parte que siempre
ha sabido la verdad.
En una sociedad donde parece que todo el mundo te dice lo que tienes que hacer o sentir, tu cuerpo es tu refugio más seguro. Es el lugar al que siempre puedes volver para encontrar respuestas auténticas. Las tuyas. No importa cuántas veces te desconectes, tu cuerpo siempre estará ahí, listo para orientarte de nuevo.
Porque en este viaje de reconexión, no solo estás descubriendo las señales físicas de tus sensaciones. Estás redescubriendo partes de ti que habías olvidado, conectando con esa intuición que siempre ha sido tu mejor guía. Confía en ese lenguaje. Confía en lo que tu cuerpo te está diciendo. Porque en ese lugar profundo, más allá del ruido exterior, es donde encontrarás la verdad que has estado buscando todo este tiempo. Tu verdad.
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